LA NAVIDAD
No había
en el menú derroche, no estaban
los tiempos para ello, pero si un amor especial en la preparación, por parte de
las abuelas y madres que lo hacían y cocinaban para toda la familia.
Era normal cenar una sopa calentita y un plato
de pollo asado o gallina traída del pueblo,
si la economía de alguno de los familiares lo permitía se podía llegar a un pavo y a
algún pescado.
También la sopa se cambiaba por una verdura
como la Lombarda o una ensalada de cardo, en cada casa, comunidad o población
había unas costumbres arraigadas.
El postre, recuerdo que mi abuela María
elaboraba una sopa de almendras que resultaba exquisita, y a todos nos
encantaba, para los mayores había café (quizá fuese malta o achicoria) y una
copa de anís o coñac o de ambos licores dependiendo de los gustos.
Yo entonces era un niño de corta edad, ya que había venido al mundo en
el año 43, comenzaba la sobremesa y todos cantábamos Villancicos, se tocaba la
zambomba y la pandereta algunos con más habilidad que otros rascaban los
resaltes de la botella de anís con el mango de una cuchara.
Después en la mayoría de los casos había una
partida de cartas entre los mayores y los vecinos tocaban la puerta para felicitarnos,
o nosotros los felicitábamos a ellos.
Era por aquellos tiempos una fiesta muy
familiar y muy de comunidad, en resumen una fiesta de todos donde en la mayoría
de los casos, se daba al olvido con las rencillas que pudieran existir, todos
ésos resquemores pasaban a un segundo plano,
quizá según mi juicio, era la fiesta de la reconciliación familiar, si
por cualquier causa ésta no existía.
También pienso, que ésta era una forma
generalizada de celebrar la fiesta y como todas las generalidades tenía sus
excepciones.
Hoy que ya estamos en el siglo XXI, la Navidad
aunque aún sigue teniendo ese carácter
de fiesta familiar, quizá se vaya diluyendo ante la cada día mayor
independencia de las nuevas generaciones y el desarraigo familiar creciente en
nuestra sociedad.
No es mi intención hacer un juicio de valor de
la sociedad, ni creo que esté capacitado para ello, pero si puedo creo, dar mi
opinión aunque ésta sea errónea al parecer de otras opiniones.
Es posible que el consumismo, esa independencia
antes mencionada contra la que no tengo nada en contra, posiblemente el egoísmo
personal y quizá también la diferencia en el nivel de vida actual y el de
antaño, sean las causas de éstos cambios en la celebración de la fiesta.
No quiero tampoco olvidar, que la fiesta es
puramente religiosa y también la Iglesia al igual que la Sociedad ha
experimentado cambios y éstos han podido influir en el desarraigo de alguna
parte de la Sociedad.
De todas formas, estamos en Navidad y Yo quiero
desearos a todos unas Felices Navidades y Un Año Nuevo próspero en la salud y en la paz ya que a mi edad y creo que a la vuestra,
éstos son unos de los bienes más importantes y deseados por todos.
Con mi cariño
más profundo un fuerte abrazo.
Juan Julián
Rico
11 de Diciembre de 2.013
